lunes, 21 de noviembre de 2022

Tuve que entrar a la ducha para llorar, se sentía bien el agua tibia en mi rostro, en mi cuerpo entero, abrazándome. ¿Qué se hace cuando no se hallan los brazos deseados para recostar tu cabeza en su pecho? Buscar consuelo en la lluvia, en el viento, en el silencio. ¿Cómo acallar mis pensamientos suicidas? Se puede vivir con ese estruendo en la mente, pero ¿a qué costo? Es hora de ponerle orden a mi vida, es ahora o nunca, es hoy, pero no mañana. La persona que más me tolera en el mundo no ve, no quiero que me vea, no quiero que me escuche, quiero que se centre en su vida, en su carrera. Cuando lo miro pienso en cómo ha cambiado desde que lo conocí, no siento sino orgullo. Tal vez su momento ha llegado, debe de irse, que se vaya, que me olvide.

Aún recuerdo cuando tomé mi decisión aquel año: esperar. Me encerré en una jaula de oro a esperarlo, dejé lo que me conectaba al mundo, escribir. Olvidé mis pocas metas y sueños aunque nadie me lo pidió y finalemnete me olvidé de mi misma. Al final sólo buscaba una persona que me diera tranquilidad y paz porque odio el caos porque soy muy caótica porque he tenido muchos lazos caóticos. Es agradable saber que en el mundo existen personas tranquilas y leales. Deseo que mis sobrinos conozcan esa felicidad tranquila algún día y quienquiera que los observe se alegre por ellos. 

Tal vez nunca sienta lo que es un hogar de nuevo; llegar, oler el aroma de alguien a quien ame, preparar la comida si es mi turno y esperar a sentarme con esa persona para cenar para que escuche mi día para escuchar su día... es algo muy estúpido, es un sueño muy simple, es sólo reflejo de mi pasado o del dentista que al final engañó a su esposa... es momento de sangrar y dejar ese sueño atrás, en el limbo.


El mundo es horrible y la gente lo es aún más.