sábado, 14 de febrero de 2015

¿Dónde guardas el amor?

Esa misma entrada atropellada, el portazo detrás. Fijamos el lugar. «¿Cama, sillón o suelo?». Nos tumbamos. El desconocido encima; anhelante. «Apaga la luz», no queremos ver nuestra vergüenza. Se deshace la realidad, bienvenida oscuridad. Fuimos bestias dolidas y atormentadas, ahora somos bestias sin sentimientos pactando por el olvido único y nocturno. «Hoy no existe nadie más», susurra el extraño.
            Aumenta el hambre de amor, porque lo deseamos y no encontramos, estamos débiles, necesitamos amor. Buscamos en todos los rincones de nuestro cuerpo. Besamos, lamemos, mordemos, arañamos, pero ¿dónde guardas el amor?
            La habitación se inunda de aromas; los fluidos, la piel, el alcohol, el tabaco… Sentimos extrañas texturas y corren las lágrimas del cuerpo; el sudor. Somos sólo dos desconocidos pactando por conseguir el olvido. «Hoy no existe nadie más». Esta noche soy la mujer de tu vida y tú el hombre de la mía. Despertar uno al lado del otro, desayunar, platicar, jugar, salir, tomar nuestras manos y caminar yendo de aquí para allá; teatro, museos, cine, parques. Pudimos hacerlo, pero justo huimos de eso, nadie nos atará jamás. Que nadie sepa nuestro secreto.
            Hoy encontraremos la felicidad. Aumenta el ritmo, la desesperación, la desesperanza. Te escucho, me escuchas, explotamos en bienestar. Es el final. Un cuerpo inerte vuelve a caer sobre mí, se aparta, se recuesta. Sonreímos; estamos destrozados, pero reímos del chiste cruel, del amor.

            Ya no es un desconocido, es un compañero de sentimientos muertos así como yo.

                                                                                                                      - R.A. -

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