miércoles, 7 de octubre de 2020

Llanto en una mañana más en la que no he muerto

 Esta forma de matarme me está volviendo loca. Anoche platicaba con un amigo en un grupo de Xbox sobre el vértigo. Le conté que me gusta lanzarme desde edificios altos para sentir cosquillas en el estómago, es como subirse a un columpio y tratar de dar la vuelta. Le pregunté si creía que así se sentiría en la vida real. No sabe. Yo tampoco sé, pero supongo que sí. Pienso en las veces que miraba desde la azotea hacia el techo de los vecinos, pienso en aquella vez que me senté al borde de nuestra azotea, balanceaba mis piernas y miraba a los muchachos del patio vecino jugar. '¿Cuánto tardarán en encontrarme?' pensaba. Mi madre subió, me llamó para comer. Desde aquel día pusieron candado en la reja para que nunca más volviera a balancear mis piernas al borde del tejado. Ya recuerdo. Parece que ha pasado una vida. Sólo han pasado trece o catorce años. Tanto tiempo gastado. Trece o catorce años... 


Hoy pensé de nuevo en los RMSH, en Nery y en Néstor en concreto. Me dio coraje lo que hicieron conmigo, me da asco. Ojalá uno pudiera escapar de los recuerdos. Ojalá ya no doliera. Mi vida es una carrera de fracasos, siempre tropezando. Siempre la misma mierda.

Mis lágrimas ya no me queman las mejillas. Necesito una habitación propia, todo mi talento se ha esfumado... necesito llorar como antes no a escondidas como hoy, intentando no resoplar y sonarme la nariz lo más bajo posible. Esta jaula es cómoda, pero aunque no sangre me estoy muriendo. Hay tantas formas de morir...

Y a veces lo miro y pienso '¿qué tal si cuando me esté muriendo ya no me quiero morir?' Como esta última vez que me dolía el estómago y el colon.

Quiero morir antes que mi hermano y mi padre; antes que mi madre y mis sobrinos; antes que el tío Fili y Gabriel. Antes que todos. Pero, a excepción de mis sobrinos y Gabriel, todos están más enfermos que yo lo cual me deja en desventaja.

Como soy incapaz de salir al mundo e intentar ser un adulto me quedo aquí en mi jaula bien conocida y bien cómoda en lo que pienso la mejor forma de salir con estilo y sin vida. Pero por favor que no pasen trece o catorce años.

-R.A.

jueves, 30 de abril de 2020

G.

Un día para festejar a los niños, ¿por ser niños? Un día para recordar que hemos dejado la niñez atrás. Hay quienes se regocijan hoy al saberse niños; otros padecen la niñez como un castigo, quietos, esperan el momento para ser adultos para poder cumplir sus sueños... sueños que probablemente se desgarrarán en el camino, ¿o sólo es mi experiencia?

Cada que miro tu rostro encuentro escondido al pequeño de tres años. Cada que escucho tu voz recuerdo la vocecilla chillona de tus cuatro años tratando de pronunciar oraciones. El habla fue lo primero que te esforzaste en desarrollar. Querías existir.

Pero ya no eres aquel niño de tres ni de cuatro años, ahora eres casi un preadolescente de doce años, dices cosas con mucho trabajo, hay algo que te quiere sellar la boca, lo sé porque miro tus ojos pequeñitos y su brillo parpadeando. Dudas, te abrazas a las pequeñas manías que estás desarrollando como cuando yo me mordía el pulgar a tu edad. En silencio he visto cómo cuestionas lo que te dicen y lo que te hacen.

A tu edad mi mundo era gigante, deseaba tantas cosas buenas para mi madre, para mi padre, para la humanidad. Creía que el mundo podía cambiar, tenía esperanza en ayudar con el cambio. Quise perdonar todo el daño provocado por la ignorancia, quise olvidar la maldad de los niños, de las niñas y de los adultos. A tu edad escribía diario, estúpidamente le escribía a las chicas superpoderosas, les contaba sobre una de mis herida más profundas: mis padres... mi padre. ¿Piensas en tu papá? Es casi inevitable pensar en un señor que compone casi todas las familias, ¿por qué todos tienen a su padre menos yo? Seguro lo pensaste alguna vez. Se me parte el corazón. Tu padre no desapareció como el mío, tu padre te dejó... Quisiera abrazarte, pero sé que nadie nunca llenará ese hueco por más que lo intenten, pero quiero que sepas que se puede vivir así, tal vez con un poco más de dificultad.

Yo te amo, yo te demuestro lo mucho que te amo, tal vez no de la mejor manera porque no sé cómo, pero te enseño todo lo que me ha hecho feliz en la vida y eso para mí es demostrar mi amor.

He sido un espectador en tu vida, he visto cómo ha cambiado tu personalidad. Aquel niño extrovertido que invitaba a todos a pasar a la casa se transformó en un niño introvertido que prefiere hablar en memes para reír, para olvidar. Eres inteligente, mucho, un peso más para ti... una gran herramienta si la sabes usar.

Si supieras lo mucho que significa tu existencia para mí. Si supieras que eres de las tres personas por las que daría mi vida sin dudar. Si supieras que eres el hijo que nunca tendré... si supieras sabrías lo mucho que te amo. Pero sólo supones que te quiero mucho. Así está bien.

Eres el último niño con el que tendré esta conexión, ¿la recordarás? Cuando muera y tengas mi edad pensarás que la tía V. a esa edad se encerraba en su cuarto porque no podía alzar el rostro por su depresión ni salir al mundo por lo mismo, ¿me entenderás? ¿Recordarás cuando repetíamos la misma canción una y otra vez unidos por un sentimiento que no podías explicar pero que yo conozco demasiado bien?

Mientras viva nunca te dejaré caer.

-R.A.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Suplica y delirio

Tienes que ir a un psicólogo dijo casi suplicándome, «por mí, házlo por mí», dijo igual que mi madre cuando me estaba dejando morir de hambre hace seis años. Nada dije. Miré el cielo y como muchas veces me dejé caer. Traté de escapar a otro lugar, donde fuera. Había dos personas como de mi edad, un poco más grandes tal vez. Se amaban, pero la mujer amaba más al hombre que él a ella. Poco a poco todo se volvió borroso, sólo escuchaba gritos y peleas.
Cerré los ojos para ver aquellos tiempos en los que tomaba del hombro a mis padres y jugaba en mi mente con las palabras «Pa» y «Ma», «Ma» y «Pa». Pronunciar esas palabras y tocar sus hombros mientras viajábamos en auto es el único momento dichoso que conservo en mi mente. Si es que vemos nuestras vidas pasar rápidamente antes de morir sé que veré ese momento, por eso no me da miedo.
«Por favor». Regreso. ¿Por qué todas las personas que amo lloran delante de mí?
«Van…a» ¿quién?, no sé quién es, no sé quién es, no sé quién es… «Por favor».
«No puedes seguir así» *¿me estás retando?* Tal vez no debería pensar en memes, las bromas me han hecho perder a muchas personas y aún así las hago,  ¿por qué no me importo? ¿Por qué me odio tanto? Sólo deja de llorar…
Mira, te enseñaré por qué no voy al psicólogo, ven. Aquí está este agujero, le he aventado novios y amigos para taparlo, le he metido un poco de comida y de videojuegos, pero sólo he conseguido expandirlo, no se llena. He intentado hacer lo que “me gusta”, pero a mí casi nada me gusta… me gusta cocinar, pero hay días en los que no tengo ganas de moverme. No me gusta leer, así es, no me gusta leer, te lo expongo y te lo afirmo, no me gusta leer pese a mi carrera… o tal vez por ella. Ir al psicólogo es hablar con otro ser humano que en el fondo igual te juzga. Ir al psicólogo es llorar y decirle lo mal que te sientes y regresar a casa con ganas de matarte. Ir al psicólogo es cumplir con tareitas como hablar con un desconocido o ahondar en ti mismo para saber a que puto animal crees que te pareces, ir al psicólogo es ponerte metas que no cumplirás, ir al psicólogo es notar como debe existir un profesional para ayudar a un ser humano a sentirse mejor porque el mundo apesta, porque lo han traumado otros seres que también se dicen humanos. Cariño, veme, en todo caso debería ir a un psiquiatra y mírame, mírame, amor, no quiero volver a ir al psiquiatra y ver los muros blancos, no quiero responder preguntas de un cuestionario ni firmar que estoy de acuerdo con todas sus mierdas y que si algo me pasa es por mi culpa como tomarme todos los antidepresivos con agua de jamaica de mi sobrino. Estoy cansada, ¿tú lo estás?
«¿Qué tipo de pensamientos puede tener alguien para ir en contra de su propio instinto de supervivencia?». Oh... recuerdos apuñalan mi cerebro. Perdón. ¿Por qué sigues llorando? ¿Tan importante es para ti?
Suicidio melancólico… todo se ve negro siempre, la vida es fastidiosa y dolorida, no sé valorar mis vínculos, yo también tengo miedo a veces. Hui de todos para atenuar el ruido de afuera, para vivir sin sufrir demasiado y aquí dentro está llorando la persona que amo, ¿tan importante es para ti? ¿Te das cuenta de lo que deseas? Una vida conmigo y yo sólo quiero publicar mi libro…
Lo intentaré, pero deja de llorar, cariño por lo que más quieras ya deja de llorar.
—R.A.